Big Ups - Eighteen Hours Of Static

Joe Galarraga es la voz cantante de Big Ups, una banda de Brooklyn que contempla el punk y su directo como forma de vida, dejando sus trabajos de lado para dedicarse a la banda en cuerpo y alma. Lo acompañan Amar Lal a la guitarra, Carlos Salguero al bajo y Brendan Finn a la batería.

El cuarteto no piensa, quizás en los primeros instantes de 'Body Parts', pero solo hasta que Joe se hace dueño y señor del micrófono, donde actúa y dispara lo que le viene en gana, intentando que la chulería electrificada vaya acorde con la hostia que sus vocales dan, no así su lírica, donde el amor libre se adueña del ambiente, el cual se carga con 'Goes Black', cuya tormenta de hormonas se les viene encima y los problemas de la vida se acumulan en una cabeza que intenta soltarlo todo a una velocidad endiablada, pero sin encontrar el alivio anhelado.

Toman una línea reivindicativa contra la política que azota a Estados Unidos, alzando la voz del pueblo y gritándole a los cuatro vientos que las cosas no están bien, deseando solo 'Justice', con 'Grin' haciendo que el cantante se venga más arriba incluso que la instrumentación que lo rodea, dando esta rabia un giro de 180° en 'Wool', dándose cuenta que la vida no los ha preparado para ello, todo ha sido calmado, alicaído, pero si alguien quiere algo en esta vida, le toca levantarse y alzar el puño.

La acidez final de su progenitora hace que 'TMI' se desvíe hacia un stoner casi metal que retrata perfectamente esa mente de querer y no poder, con un subconsciente que no permite estar más tiempo encerrado a su yo verdadero, obligándose ellos a tomar el control de su vida, decidiendo qué hacer, y no volver a la etapa de cuando eran solamente unos 'Little Kid'.

'Atheist Self-Help' no espera que ningún dios venga a salvarnos de nosotros mismos, solo el garage y el noise que sale de ellos los podrá salvar, o los riffs de 'Disposer', antes de que la trituradora de ruido haga papilla su cerebro en 'Fresh Meat', haciendo que la locura se apodere del control de sus acciones, luchando por acabar de una vez por todas con sus vidas, sin dejar de utilizar el noise machaca cerebros de Menace Beach para ello, que los obliga a ver toda su vida pasar ante los ojos de 'Fine Line', antes de llegar a la luz del final del túnel.