DIIV - Is The Is Are

DIIV vuelve a la carga con "Is The Is Are", segundo álbum de la banda neoyorquina tras "Oshin", el disco que cambió la percepción de la gente respecto al dream-pop, ya que la afición de Zachary Cole Smith (voz y guitarra) por Nirvana y Kurt Cobain se veía reflejado en las letras del disco y en su vida general, ya que su relación con Sky Ferreira no iba desencaminada de la que el de Aberdeen mantuvo con Courtney Love.

Problemas de drogas (que aparentemente llevaron al bajista Devin Ruben Perez a publicar ciertos comentarios racistas) aparte, la banda ha sacado lo mejor de sus instrumentos para hacerlo más personal y sentimentalista que nunca, tocando la fibra sensible en muchos de los temas.

El inicio de 'Out Of Mind' nos devuelve al mar que supuso su álbum debut, con un sonido proveniente de las baquetas de Colby Hewitt, que nos hacen esperar la 'Intro' de Warpaint, pero donde lo que sale a flote es el sonido candente de las guitarras del propio Zachary y Andrew Bailey, balanceándose éstas por una calidez que se va entonando más rigurosa hasta alcanzar la noche en 'Under The Sun', convirtiendo lo soñador de sus melodías, en un baile de instrumentación teenager, en el que podrían entrar en juego las canciones sin chicha de Tame Impala, el cual se alarga hasta que el amanecer alcanza la madurez, alucinagenándose hasta sí mismos.

'Bent (Roi's Song)' logra, sin salir del caluroso verano en el que están sumergidos, rayar con las guitarras una desesperación hipoalergénica que se contagia al resto, de forma que los vocales rozan una depresión de belleza inusual sobre la que caen una y otra vez hasta que 'Dopamine' escapa de estos entresijos para enseñarles las luz a la pareja del momento en 'Blue Boredom (Sky's Song)' , la cual responde con una historia de amor que Eagulls parecen rociar con post-punk.

'Valentine' esconde un halo de locura hecha psicodelia, desde unas profundidades que se van adueñando de la vitalidad que los rodeaba, alcanzando su punto más fantasmagórico en 'Yr Not Fair', con esa mezcla de canto eclesiástico y punteos de guitarra de reverb claustrofóbica.

'Take Your Time' parece el título reivindicativo a esos plazos de entrega de discos de los sellos (no en este caso), dejando que la creatividad fluya y sea la principal fuente de alimentación para alcanzar ese mundo melancólico a la par que tortuoso que llega a envolver al tema que da el nombre al disco.

El punto más bajo anímicamente de 'Mine (Grant's Song)' se combina con una subida infinita al infierno de 'Incarnate Devil', en el que Marylin Manson espera con la cuchilla entre las manos para hacer que la sangre fluya con crudeza, consiguiendo que lo tétrico alcance su punto más álgido mientras la banda se va desangrando.

El agotamiento físico y mental necesitan de una pausa que en '(Fuck)' se destila con un interludio para soltar adrenalina contando con el careo nuevamente de la banda de Leeds para ello, antes de que 'Healthy Moon' se presente con una contundencia sentimentalista emparejada directamente con la deshojación de la cebolla latente que se encuentra en su interior pomposo, pianística y trompetísticamente hablando, adulterados en 'Loose Ends' para volver a llevar al grupo nuevamente a sus orígenes, pasando por la casilla de 'Napa' y su rock escondido, que en 'Dust' sale del armario revestido de un garage espacial que los hace perder el norte.

Vacía, autodestruída y con una desesperación ambiental que infecta la instrumentación, 'Waste Of Breath' quiere abrazarse al pop y a la dulzura de éste, pero todavía es pronto, primero hay que acabar con la capa de miedo y rabia que envuelve a los chicos.

ación que al final consigue que los chicos se rayen y a dulzura se vea envuelta en un ruido que solo los abandona cuando logran quitarse la capa de miedo y rabia para mostrarse como son.



Foto por Sandy Kim