Joey Agresta - Let's Not Talk About Music

El bueno de Joey Agresta, al cual ya conocíamos por sus anteriores incursiones musicales tales como Joey Pizza Slice, Son Of Salami o Salami Junior, debuta en largo con "Let's Not Talk About Music", álbum en solitario que publica Wharf Cat Records, los cuales donde ponen el ojo ponen la bala, ya que suman otro acierto más a su largo historial, ese que incluye a WALL, SNAKEHOLE o Votaries, entre muchos otros.

'A Win Song For Bernie' se adentra en un mundo de cacharrería que sueña con lo que ocurre más allá del cielo, mirando fijamente a los planetas y estrellas que se filtran durante la noche, superponiéndose la felicidad que eso le crea a los miedos que las luces de Stranger Things le puedan ocasionar, con Barcelona '92 distinguiéndose en ese final perfecto que libera esas endorfinas que le quitan la etiqueta lo-fi que ha ido arrastrando hasta el día de hoy, sumándose a esta causas su propia voz, mostrada en 'Don't Be Sad', delatando la fragilidad de su mundo, y el de Daniel Johnston, en donde ver a alguien afligido por la pena se transforma en un contagio para cualquiera de los dos.

Un vistazo rápido a los títulos, y uno ya sabe que va a sacar todo lo que tiene dentro, sin filtros, con 'Jerks' como su abanderada, robando algo de tu tiempo para que le oigas, pero si te quieres ir, la batería y las cuerdas te abren la puerta de par en par para hacerlo, lo que haría que se sintiera tal y como reza 'I Feel Like Shit And I Want To Die', mostrando así que a lo mejor algo de depresión desmedida se junta con el amor de 'Baby Girl' y/o esas respuestas negativas que al resto pueden no afectarle, pero a él si, y de sobremanera.

Joey es un Juan Palomo en toda regla, abonado además al DIY, tirando también de teclados y sintetizadores para llevar a cabo su obra, trayendo así 'More Than You Know' un baile agarrado con su mujer, de base ochentera que adultera la realidad con esa psicodelia creada para ambientar de colores el espectro fugaz sonoro del que también quieren participar Palberta, las cuales apoyan coralmente la radicalidad del de New Jersey en 'I Won't Give Up'.

'I Give' saca su hombría filtrada al micrófono, mientras la parte soñadora de las cuerdas pelea por ganar al deceso cualitativo que muestra la batería, dejándose ayudar en amor y compañía por el teclado, el cual diluye el temple percusivo, celebrándolo 'I Dream Of Love' con una navidad en loop adelantada unos cuantos meses, o llegando con retraso los renos si se mira desde el punto de vista del año pasado, golpeándole de nuevo un amor que se le va de las manos, con un tono suavizado que choca con la tensión del fondo de las bajas frecuencias de la guitarra y el bajo en 'I See A Light', sacando otra habilidad más del tipo que controla el tempo y la intensidad de su mensaje a su antojo.

'I Didn't Do For You' recupera su yo anterior a través de una fuga de corriente eléctrica que ocupa los bajos fondos de su instrumentación, a la cual no parece lo más mínimo este ínfimo detalle, ni que esté modulado y se integre al ritmo del tema, lanzando mensajes personales para derrocar los malos augurios anteriores, y ya con las pilas cargadas, el vendaval sonoro se acrecenta hasta llegar a un punto que nunca antes se le había visto, psicodelizado y alucinado a más no poder, hasta que la luz de 'I Want To Live Again' le vuelve a llevar a ese punto donde soñar a tiempo ralentizado es el mayor de los placeres de la vida, conjugándolo con un viento de flauta sudamericana que obliga a mantener los ojos cerrados y disfrutar de un momento que jamás se va a volver a repetir.